De la Estrella, la farmacia que brilla con luz propia desde 1834

Alberto Paredesuno de los gerentes de De la Estrella Foto Lara Sartor
Alberto Paredes,uno de los gerentes de De la Estrella. (Foto: Lara Sartor)

Pocos lugares ilustres de la Ciudad de Buenos Aires tienen la cualidad de operar como verdaderas máquinas del tiempo: la icónica Farmacia De la Estrella es uno de ellos.

Emplazada a dos cuadras de Plaza de Mayo, justo en la esquina de Adolfo Alsina y Defensa, fue fundada en 1834 por el bioquímico y botánico Pablo Ferrari, concretando un viejo anhelo de Bernardino Rivadavia quien, cuando era Presidente -en la década anterior-soñaba con una “farmacia modelo” para toda Latinoamérica. Cuatro años después, en 1838, la compró el suizo Antonio Demarchi -el cónsul italiano en Argentina– quien al lado instaló un anexo: una droguería que a mediados de siglo ya era la más importante de Sudamérica. Aunque, para ser sinceros, en la protohistoria de la farmacia ya funcionaba allí una botica, donde se mezclaban y maceraban hierbas

Que esté emplazada al lado de una iglesia -la Basílica y Convento de San Francisco de Asís- no es casual: la idea era que fuese fácil de encontrar. En 1968, el arquitecto José María Peña creó el Museo de la Ciudad en un sector donde funcionaban, antiguamente, gran parte de sus instalaciones. Desde ese momento, De la Estrella forma parte del patrimonio Cultural de la Comuna, de su Casco Histórico y su visita integra el circuito de La Noche de los Museos.De la Estrella, según pasaron los años

A diferencia de las grandes cadenas de farmacias, que cada vez se asemejan más a un shopping, De la Estrella transmite, al entrar, la solemnidad del paso del tiempo encapsulado. Los productos modernos y sus packagings de plásticos coloridos, colocados sobre vitrinas, contrastan con los mosaicos genoveses, un inmenso banco antiguo, la caja registradora “de época”, los nombres labrados de Esculapio o Galeno sobre el mostrador, los anaqueles de madera con detalles tallados, los frescos en el cielorraso -frascos antiguos color caramelo-, una balanza de los años 30, un reloj de principios de siglo XX y los querubines que adornan las paredes.

Gracias a la fidelidad de los clientes tradicionales la farmacia pudo sobrevivir a la ltima pandemia Foto Lara Sartor
Gracias a la fidelidad de los clientes tradicionales, la farmacia pudo sobrevivir a la última pandemia. (Foto: Lara Sartor)

Lo que llama la atención enseguida, al entrar, es el fresco de 1900 pintado por el italiano Carlos Barberis, “El triunfo de la farmacopea contra la enfermedad”: una obra de arte que fue reconstituida, recientemente, por los mismos restauradores del Teatro Colón.

Luego están los lienzos magníficos, protagonizados por dos damas que miran a los clientes, detenidas en el tiempo. Una está rodeada de los clásicos elementos antiguos de una botica: se cree que una de ellas es Mercedes Quiroga, la hija del caudillo, que estaba casada con el hijo de uno de los primeros dueños de este establecimiento, Antonio Demarchi. Según cuenta Alberto Paredes, uno de los gerentes, Mercedes solía pasearse por esta zona atraída por un detalle distinguido: enfrente estaba uno de los primeros edificios de dos pisos que había en la época.

El fresco de 1900 pintado por el italiano Carlos Barberis El triunfo de la farmacopea contra la enfermedad Foto Lara Sartor
El fresco de 1900 -pintado por el italiano Carlos Barberis- “El triunfo de la farmacopea contra la enfermedad”. (Foto: Lara Sartor)

Pero lo más curioso, tal vez, es que su sótano era el telón de fondo de tertulias de las que participaron personajes como Julio Argentino Roca, Hipólito Yrigoyen, Bartolomé Mitre y Carlos Pellegrini. Paredes, a su vez, asegura que muchos de los símbolos que hay dispersos en la farmacia, tallados sobre las maderas, son íconos de la masonería, y revela que este sitio era un punto de encuentro de alguna logia.

Alsina y Defensa eran en 1834 Potos y Reconquista Foto Lara Sartor
Alsina y Defensa eran en 1834, Potosí y Reconquista. (Foto: Lara Sartor)

Esta farmacia, que nació al calor de una de las fantasías modelizadoras de la ilustración, contaba con su propio laboratorio donde se sintetizaron, por primera vez, medicamentos icónicos. La histórica píldora para la tos Parodi fue creada detrás del mostrador de esta despensa, como también la Hesperidina, un jarabe herbal que, hoy en día, se puso de moda y volvió a la barra de los bares más cool de Buenos Aires. ¿Y quién creó este producto? Melville Sewell Bagley, el fundador de la famosa marca de galletitas, que supo trabajar aquí. A su vez, fue en esta esquina donde se estrenó la marca de algodones Estrella.

¿Cuántos paseantes, mientras caminaban por el empedrado de nuestro Casco Histórico, se habrán detenido bajo su inmensa pérgola de hierro labrado? Desde los primeros gobiernos constitucionales, los bombardeos del 55, el Bicentenario de Mayo y los funerales de Néstor Kirchner y Maradona. Esta reliquia de la historia porteña fue durante casi 200 años testigo inmutable de los hechos históricos que tuvieron a la Plaza de Mayo como telón de fondo y que atraviesan el ADN de nuestro país.

Pero también asistió activamente en algunos de sus capítulos. Paredes recuerda, incluso, cómo la farmacia ofició de refugio cuando se tiraron gases lacrimógenos durante la represión a los cacerolazos en el 2001. No sorprende, tampoco, que personajes de todo el arco político, como Menem o Cristina Kirchner, hayan visitado este establecimiento. O que los técnicos que aquí trabajan están acreditados para hacer vacunaciones en la Casa Rosada.

De todo como en botica

➤ La primera farmacia moderna se abrió en 1221 en Florencia, Italia, en el convento de Santa María Novelia. Sin embargo, la primera de la que hay documentación precisa sobre su origen fue la Farmacia Esteva, en 1594, en Gerona, Cataluña..

➤ En Argentina existen aproximadamente 13.500 farmacias, y el 22% de ellas están concentradas en CABA y el GBA. Solo en Capital Federal hay casi 1300.

➤ Las grandes cadenas llegaron a Argentina a partir de 1996, instaurando el modelo tipo “drugstore”, que es el más habitual en los Estados Unidos, donde las góndolas son de autoservicio. Este modelo compite con las farmacias tradicionales, que tienen una atención personalizada con el cliente.

➤ Los medicamentos más vendidos en Argentina son: la levotiroxina (para el hipotiroidismo), la aspirina, el enalapril (antihipertensivo), el alprazolam y el clonazempam (ansiolíticos), el bisoprolol y el losartán (anthiipertensivo), el paracetamol y la metfomina (para la diabetes).

➤ La primera droga sintética que se descubrió fue en 1868 el hidrato de cloral, que tiene propiedades hipnóticas. Y el primer medicamento sintético que fue un éxito a nivel masivo fue la aspirina, a principios del siglo XX.

➤ La receta más antigua de un medicamento de la que se tiene registro fue hallada en una tablilla de arcilla en donde actualmente es Irak y data de 2400 ac. Explica cómo hacer un ungüento con ingredientes como mostaza, mirra, higo y el corazón de una tortuga pulverizado.

-Alberto, ¿cómo es mantener una farmacia de casi 200 años en un contexto donde lo que parece primar son las de cadenas?

-Esta es una farmacia muy tradicional, nuestra clientela es muy tradicional; a ellos no les gusta ir a esos lugares, dicen que venden ropa de señora, polleras y cosas así; inclusive cuando entran acá les gusta, porque afirman que hay ‘olor a farmacia´’. En la pandemia sobrevivimos gracias a ellos. Durante los meses más complicados casi nadie venía para esta zona. Pero con la ayuda de los deliverys de medicamentos y a los clientes tradicionales que venían a comprar en casos de urgencia, pudimos mantener abierta nuestra farmacia.

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