Durante el mes de julio se inauguró en el Jardín Botánico Carlos Thays una muestra inmersiva con intervenciones visuales y auditivas. Si bien puede parecer interesante la experiencia de asistir a un espectáculo lumínico a cielo abierto, vale preguntarnos si es una buena idea.
Según la Carta Abierta En defensa del Jardín Botánico, este no es un jardín corriente, sino que es el Museo de las Plantas y uno de los pocos espacios de la ciudad en los que prima el verde vegetal vivo constituyendo un oasis de vida para la flora y la fauna.
Asimismo, por sus características naturales, se considera un Refugio Climático de la Ciudad, para ser utilizado en los cada vez más cálidos veranos.
Según los expertos tanto la luz artificial nocturna como el sonido alteran los ciclos de descanso de la flora y la fauna, provocando el quiebre de la tranquilidad y silencio, además de perturbar el microclima y el ecosistema del Jardín Botánico.
El Botánico fue declarado monumento histórico nacional por sus valores ambientales, históricos y culturales y es por eso que es importante concientizar sobre el valor patrimonial de este espacio verde y poner su conservación y preservación por encima del entretenimiento.