Las inundaciones periódicas en una región de España tienen una explicación científica pero también una fantástica, una leyenda que dice que el río se enamora de una mujer y viene a buscarla, un mito que aborda “El agua”, de la valenciana Elena López Riera, que abre este jueves a las 19.30 la novena edición de la muestra de cine español Espanoramas, que se desarrollará hasta el 8 de julio en la Sala Leopoldo Lugones del Complejo Teatral de Buenos Aires.
“La pregunta que me hago, que nos hacemos muchas, es por qué el 99,9% de las mitologías populares, no importa en dónde sean, recaen sobre el cuerpo de las mujeres, un miedo que de alguna manera se nos intenta infiltrar“, cuenta López Riera a Télam en un hotel del barrio porteño de Retiro, sobre uno de los motivos que la impulsó a abordar la mitología de su pueblo en su ópera prima.
“Las mujeres de mi pueblo que me contaron sus historias, mujeres como mi abuela, que tuvieron vidas durísimas, tenían y tienen una necesidad de tener una conexión especial con lo extraordinario, lo fantástico porque la vida cotidiana es extremadamente dura, muy triste y sin magia”, explica la directora española, que vivió en la Argentina, en donde se formó y dio sus primeros pasos en el cine.
Este año, Espanoramas presenta nueve filmes dirigidos por mujeres, además de un foco especial dedicado al mítico Carlos Saura.
Además de “El agua” (que también se verá el 1 de julio a las 18), se verán “La voluntaria”, de Nely Reguera; “La maternal”, de Pilar Palomero; “Dúo”, de Meritxell Colell; “Cinco lobitos”, de Alauda Ruiz de Azúa; “La amiga de mi amiga”, de Zaida Carmona.
Y también, “Cuerpo abierto”, de Ángeles Huerta”; “La visita y un jardín secreto”, de Irene M. Borrego; y “A las mujeres de España. María Lejárraga”, de Laura Hojman.
– ¿Cómo nació la idea de contar esta historia que explica las inundaciones en Alicante a partir de la mitología de que el río viene a buscar a una mujer?
– Bueno, yo nací en Orihuela, allí hice mis cortos anteriores y el origen de la película un poco viene por la pregunta original, que es por qué hago cine y con qué, y para mí eso tiene que ver con la herencia, qué hacemos con la educación que nos han transmitido que a veces no es tan sencilla de adaptar al mundo contemporáneo. Concretamente en esta película está la cuestión del comportamiento del río en esa región, que se desborda con bastante frecuencia y cuya explicación mitológica y muy particular es que el río se enamora de una mujer y la viene a buscar. Y la pregunta que me hago, que nos hacemos muchas, es por qué el 99,9% de las mitologías populares, no importa en dónde sean, recaen sobre el cuerpo de las mujeres, un miedo que de alguna manera se nos intenta infiltrar.
– “El agua” tiene como punto de partida esa mitología para hablar de las condiciones ancestrales de sojuzgamiento de la mujer.
– Pues por desgracia no necesitaba la imaginación, porque son temas que siguen estando ahí. La película viene en gran parte viene de mi experiencia personal y de las mujeres que conozco, pero también de muchas mujeres que conocí a lo largo del casting, gente del pueblo. Y aluciné por la cantidad de historias que me contaban, sobre todo de malos tratos, miedo o de inseguridades. No son temas únicamente ancestrales, quizá ahora somos conscientes y estamos empezando a ver qué hacemos con todo eso, pero es algo que estuvo y sigue estando.
– Una de las cosas que llama la atención de la película es que registra que las creencias siguen intactas en el presente.
– Bueno, es que hay gente que cree y otra que no, o es racional y a la vez religiosa y después de todo la religión no deja de ser una superchería, entonces mi conclusión personal, que no tiene nada de científica y no está contrastada, es que necesitamos algo de épica en nuestra vida; apelar a que te están pasando cosas extraordinarias para que tu vida de mierda sea un poquito más extraordinaria. Las mujeres de mi pueblo que me contaron sus historias, mujeres como mi abuela, que tuvieron vidas durísimas, tenían y tienen una necesidad de tener una conexión especial con lo extraordinario, lo fantástico porque la vida cotidiana es extremadamente dura, muy triste y sin magia. Yo, que soy muy supersticiosa y muy creyente de cualquier tipo de mitología, le he dado muchas vueltas a esto, porque tenemos una explicación científica para las cosas y nuestra educación nos invita a irnos hacia lo racional. Y también hay algo que siempre me molesta, que desde el llamado “Primer Mundo” se supone que las zonas rurales de España, pero también de toda América Latina, parece que viviéramos en un tiempo atávico y yo digo que por ejemplo en Nueva York, las personas también tienen sus creencias, con sus aplicaciones para el horóscopo o la cantidad de seguidores que tiene el blog de Gwyneth Paltrow, qué se yo. La mitología no es exclusiva de gente menos instruida, de zonas rurales o de países que no están en la primera línea.
– ¿Cómo toman los jóvenes estas mitologías?
– Eso es un poco el punto de partida de la película: qué hacen las nuevas generaciones con todo eso. O sea, habrá gente que se quiere ir del pueblo, otra que no, pero la gran pregunta es si se puede escapar de esa herencia, si hay margen de maniobra con respecto a las generaciones anteriores. Yo he salido del pueblo, pero el pueblo nunca salió de mí.
– ¿Cómo fue el trabajo para combinar el registro de actores profesionales con la interpretación de los habitantes del pueblo?
– No sé si está equilibrado, pero lo que sí sé es que muchas de las películas de autores que admiro y que me han marcado hacían eso, como el cine de Jean Vigo, Jean Eustache, Albert Serra y, Maurice Pialat. Hay una música, más bien una atonía que me gusta, entre la gente del pueblo y Barbara Leny y Nieve de Medina, dos grandes actrices que tienen una carrera muy sólida.
– ¿Cuál creés que será la reacción del público argentino ante los temas que aborda tu película, sobre todo la situación de las mujeres?
– No sé, estoy acojonada, la verdad tengo mucho miedo porque para mí es un lugar muy importante en donde viví años muy felices. Me da un poco de miedo porque no creo mucho que exista nada universal, pero sí que creo que el tema del miedo en las mujeres y de cómo se van transmitiendo los miedos entre las mujeres, es algo de lo que no se habla. Pero nosotras nos hemos ido transformando para poder hablar de estos temas.