En tiempos de consumos culturales instantáneos y fugaces, la madura banda rockera uruguaya El Cuarteto de Nos, con sus más de cuatro décadas en la escena, dio el sábado a la noche en un colmado Movistar Arena porteño un estupendo recital con el que construyó otro sólido gesto de convocatoria apenas seis meses después de su presentación en ese recinto.
Con una puesta escénica capaz de contener al conjunto en una suerte de rectángulo de pantallas abierto al público y una arsenal lumínico a espaldas de los músicos y enfocando a la multitud encendida, el conjunto volvió a cosechar lo sembrado en un camino original y consecuente que lo encuentra en un presente explosivo.
Todavía con el foco colocado en su más reciente disco “Lámina Once” (2022), El Cuarteto de Nos ostenta toda una obra inspirada y personal donde la crítica a este mundo injusto y violento volvió a darle cuerpo a un espectáculo que en esa rabia rockera quizás explique la presencia de mayoría de jóvenes entre el público.
“Fuerte, fuerte, fuerte”, gritó el gentío juvenil al filo de las 21.20 llamando a los uruguayos y pidiendo por una dosis de energía capaz de ir del pop a lo alternativo para vestir historias que no le hacen concesiones al contexto desigual, consumista y alienado que nos atraviesa.
Y así, a unos 10 kilómetros del estadio de Vélez donde Divididos celebró 35 años, El Cuarteto de Nos protagonizó otro acontecimiento de rock rioplatense como para mostrar que el género –cuando es verdadero y se sostiene en buenas canciones maceradas en sendas trayectorias- goza de vigencia, masividad y buena salud.
A toda máquina y casi sin pausas, la velada comenzó con “Maldito show”, la ácida “Punta Cana” y tres clásicos: “El hijo de Hernández”, “Ya no sé qué hacer conmigo” y “Lo malo de ser bueno” que estallaron en 20 minutos de concierto.
Recién entonces Roberto Musso, cantante, compositor, eventual guitarrista y líder de la agrupación, saludó a la audiencia e ironizó acerca del escaso tiempo transcurrido entre las dos presentaciones agotadas porque “volvimos sin que nos invitaran”.
Con un sonido desparejo que conspiró contra la aceitada maquinaria sonora del combo que anda de gira casi permanente y que también integran Álvaro Pintos en batería, Santiago Tavella en bajo, Santiago Marrero en teclados y programaciones, y Gustavo Antuña en guitarra, esos pasajes un tanto brumosos no afectaron la conexión con un público a punto de hervor.
La furiosa interpelación de “Flan” (“Aquí estoy esperando que cambie el mundo/Todos tan nerviosos hoy/Que se calmen los ánimos un segundo/Todos temblorosos hoy”) desató la primera ovación de “Cuarteto, Cuarteto” y elevó aún más la temperatura general en el estadio.
“Tengo una máxima: ‘Todo aquel creador de monstruos termina asesinando a su creación’ o viceversa. Así que por ahí no es tan máxima”, lanzó Musso e inmediatamente redobló la apuesta: “¿La nuestra será una sociedad de monstruos o de creadores? Piénsenlo mientras escuchan la canción” y resonó la inquietante “Frankenstein posmo”.
Con “Bipolar” y la dramática “Fiesta en lo del doctor Hermes” (con imágenes distópicas de personas apiñadas mirando desde afuera y queriendo entrar a la celebración), se llegó a otro de los momentos más poderosos de la velada de la mano de la explícita y cumbiada “Mario Neta”.
Para no ceder un grado de temperatura, el vocalista –sin dejar de moverse y saltar en un prodigio de vitalidad- anunció que iba a filmarse un videoclip para la versión en vivo de “Cinturón gris” (“Solo quiero que alguien llegue y me pregunte/¿Qué me pasa hoy?”) dando otro santo y seña de intensidad a desatarse.
En ese pasaje la ductilidad artística de El Cuarteto ofrendó otra muestra de una flexibilidad capaz de modificar el eje sin perder impacto con el logrado y filosófico “Contrapunto para Humano y Computadora” de una milonga entre la payada y el rap, la opresiva “Rorschach” y la luminosa y paternal “No llora” con las linternas de los celulares acompañando y la dedicatoria final de “feliz cumple mi amor” de Roberto para su hija Federica.
Como prólogo a “Gaucho Power” y su hechura, dio cuenta de “una historia basada en hechos reales que se sucedieron durante el Mundial de Fútbol Brasil 2014” y reveló que la compuso entre la épica victoria uruguaya contra Inglaterra y el desafortunado festejo alemán tras ganarle al final a la Selección nacional, lo que generó cánticos y abucheos varios que se estiraron hasta “Miguel gritar” y la aclamada “Invierno del 92” que comenzó siendo cantada por la muchedumbre.
El tour planetario de El Cuarteto de Nos lo llevará por Europa (donde tendrá su primera actuación en Irlanda del Norte) y en agosto volverá a Argentina para presentarse el miércoles 23 en la Sala Del Sol de San Juan, el 24 en el Auditorio Ángel Bustelo de Mendoza, el 25 en el Quality Espacio de Córdoba, el 26 en el Club Floresta de Tucumán y el domingo 27 en el Teatro Provincial de Salta.