El Gobierno nacional apuesta a que en la campaña fina, que comenzará en las próximas semanas, se produzca un aumento en la superficie sembrada con trigo a través de la puesta en marcha de una serie de “incentivos” y facilidades para los productores, para que puedan acceder a los insumos necesarios para emprender la siembra.
En este marco el potencial inconveniente vuelve a ser el clima, debido a que la cantidad de agua existente dista de ser la óptima en una considerable parte de la región agrícola central, por lluvias deficitarias en abril que no permitieron una recomposición de humedad tras la extrema sequía, lo que genera incertidumbre en el sector.
El jueves pasado, el ministro de Economía, Sergio Massa, en un acto realizado en Navarro en el que anunció la puesta en marcha de medidas para el sector avícola y lechero, también adelantó una serie de iniciativas para impulsar la producción triguera.
¿Cómo fue el impacto de la sequía en cada región? ¿Qué cultivos se vieron más afectados?
Desarrollamos un tablero interactivo para visualizar el impacto de la sequía, comparando la actual compaña contra cualquiera de la última década
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Massa dijo se avanzará en una reforma de la Comunicación 7720 del Banco Central, con el fin de mejorar el acceso al crédito, junto con una modificación de los montos para acceder a mayores préstamos.
En esa línea también se adelantó que se trabajará en un programa de financiamiento de canje con productores y exportadores para que sus producciones puedan ser utilizadas como instrumento de pago en la adquisición de fertilizantes, agroquímica y otros insumos.
Qué expectativas giran en torno a la producción
La idea del Gobierno es tomar una modalidad de adquisición de insumos que ya existe y que “funciona” para “financiar al productor a través de las cerealeras”, explicaron fuentes oficiales.
“Las cerealeras compran los insumos y después los productores le pagan en granos. El objetivo es aumentar la superficie sembrada”, platearon.
En este sentido, explicaron que “con el tema de la seca, los granos que se levantaron fue con malos rindes y los productores se están quedando sin margen para reinvertir en la siembra. La idea es darle la materia prima para que puedan aumentar la superficie”.
“Estamos convencidos que la temporada que viene va a ser mucho mejor que esta, porque va a llover. En función de eso tenemos que dar un empujón a los productores. En este contexto la decisión política es financiarlos”, dijeron las fuentes oficiales consultadas por Télam.
Respecto a la comunicación 7720 del Banco Central (BCRA), lo que se busca reformar es el tope de las cerealeras para endeudarse y poder llevar a cabo el sistema del canje.
El clima, la principal problemática
Lo cierto es que el contexto climático no es el ideal, por lo menos en lo que respecta a la disponibilidad de humedad en los suelos.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las condiciones para iniciar las siembra del cereal es la más seca desde 2009 e incluso peor a registrada el año pasado, cuando se dio la gran sequía que generó un desastre productivo en el cereal.
Sin embargo, las lluvias de los últimos siete días produjeron un alivio y una renovación de las expectativas, aunque con sus consideraciones al respecto en la denominada zona núcleo.
Las lluvias más abundantes fueron sobre el sector este de la región, de entre 20 y 50 milímetros (mm).
El valor más alto tuvo lugar en Rosario, con 54,4 mm; seguido por Zavalla (52,4mm), ambos en la provincia de Santa Fe.
“Donde los registros fueron más elevados, los perfiles tuvieron una significativa recarga”, destacó la entidad bursátil.
“En los próximos quince días se requieren acumulados de entre los 80 y 100 mm en los sectores más secos para alcanzar reservas óptimas de humedad”
Tal es el caso de Rosario, que con los 54 milímetros acumulados alcanzó el valor medio histórico del mayo, aunque en el este de Córdoba, oeste de Santa Fe y noroeste de Buenos Aires las condiciones siguen siendo de escasez a sequía.
“En los próximos quince días se requieren acumulados de entre los 80 y 100 mm en los sectores más secos para alcanzar reservas óptimas de humedad (al metro de profundidad) y entre 5 a 60 mm en donde llovió mejor”, finalizó la BCR.
Respecto a la cebada, el otro cultivo protagonista de la campaña fina, aunque no en la magnitud del trigo, se espera una campaña similar en área a la del año pasado.
Según la última estimación de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca (BCP) se espera que la superficie de cebada implantada en la región crezca de 841.550 a 851.200 hectáreas.
Los especialistas de la entidad marcaron que “en la previa de la campaña de cebada, en el productor prevalece un clima de incertidumbre ante dos factores claves a la hora de tomar la decisión: la volatilidad de precios con su principal competidor (el trigo) y los escasos milimetrajes ocurridos desde abril”.
“Actualmente se estima que en el área de influencia de la Bolsa bahiense el cereal ocuparía una superficie de 851.000 hectáreas, aunque podría disminuir en las próximas semanas de no aumentar los milimetrajes en la zona norte de la misma”, indicó la entidad.
Además del factor climático, algo que genera gran incertidumbre entre los productores, y en el mercado en general, son los efectos del posible acuerdo entre China y Australia, que “modificaría la demanda de la cebada forrajera tal como se desarrollo estos últimos años, donde China fue el principal destino de los envíos de Argentina”.
“Lo anterior implicaría en parte que debamos buscar nuevos mercados y eso signifique hacerlo vía precios, ejerciendo mayor presión sobre los mismos”, remarcó el trabajo de la bolsa bahiense.