El viaje de Ulises en una versión de títeres

Foto Cris Sille
Foto: Cris Sille

La compañía de teatro y títeres Dimes y Diretes está presentando desde este sábado “Que sea la Odisea“, un espectáculo basado en la obra teatral de Adela Basch y que incorpora las pantallas y el universo multimedial para contar la historia de las peripecias de la vuelta de Ulises a Ítaca luego de la Guerra de Troya.

Títeres de mesa, de mano, teatro de sombras, animación, stop motion y teatro negro son algunos de los recursos escénicos que se ponen en juego para narrar esta historia clásica en el lenguaje de las infancias en un relato animado por una maestra y el portero de una escuela y que utiliza todos los elementos del aula para las construcciones escenográficas.

Así, el escritorio de la maestra se transforma en el casco del barco de Ulises, una escuadra de pizarrón en la vela, la quilla se hace con un compás gigante y el puntero es el palo donde se cuelga la banderita de la embarcación.

Ganador del premio Atina 2022 por su diseño audiovisual y mutimedia y también beneficiado con apoyos del Fondo Nacional de las Artes, Proteatro y Sagai, “Que sea la Odisea” vuelve a funciones en el espacio escénico de La Fragua (avenida Rivadavia 4137) este sábado 1 de julio a las 16, repite el 8 y 16 y durante las dos semanas de vacaciones de invierno estará de miércoles a sábados, siempre a las 16, además de que el lunes 24 ofrecerá una función especial en el Teatro Roma de la ciudad de Avellaneda.

Versión del director y titiritero Carlos Cortés, a cargo de Dimes y Diretes (“Que bicho nos pico”, “El Llavero Solitario”, “Archimboldo, el Claun ecológico”, “El Dueño del Circo”), la obra original de la reconocida Adela Basch (“Abran Cancha que aquí viene Don Quijote de la Mancha”, “Oiga chamigo aiguará”) es para 10 actores, pero en este caso fue reformulada para dos actores titiriteros, con el complemento de un diseño multimedial que se juega en tres pantallas y que estuvo a cargo de Pablo Varela.

Con dirección y realización de títeres de Cortés, actuaciones de Antonela Perri como la señorita Mariana y Martín Casalongue como Gervasio, música original de Mariela Chintalo y Diego Dubarry y asistencia de dirección de Ignacio Cortés Corbelli “Que sea la Odisea” propone una nueva vuelta de tuerca para el relato homérico a partir del inesperado encuentro en un aula de una maestra y el portero de la escuela, diferentes y hasta antagónicos pero unidos por la pasión de la lectura.

El trabajo de realización de los objetos escénicos se hizo en goma espuma e incluye desde títeres a pelucas, máscaras y cascos de soldados entre otros elementos.

“Cuando leo la obra me encanta pero me doy cuenta de la necesidad de adaptarla para poder llevarla al universo de los títeres, en ese momento hablo con Adela y me da libertad total: ‘Hacé lo que quieras’, me dice, de modo que estuvimos cerca de 9 meses adaptando el material y luego pasamos a la realización de los títeres, que incluyen las sirenas, la diosa Atenea, Polifemo, Calipso, Ulises, Penélope y Telémaco y a pensar la puesta audiovisual que realizó Pablo (Varela)”, cuenta Cortés en charla con Télam.

Foto Cris Sille
Foto: Cris Sille

“En esta nueva versión -señala- decidimos ir por el lado de la escuela, armando un material reconocible por los chicos y situando a una maestra y el portero de la escuela como las personas que cuentan la historia, ellos son los mediadores del cuento, ella con sus cositas de maestra ciruela que de pronto le aparecen y él una especie de MacGyver criollo con un saber práctico que utiliza para reparar todo lo que se rompe”.

Cortés cuenta que se trata de “un espectáculo mutimedial y audiovisual, donde interactúan los actores en vivo con las pantallas con la propuesta de la transformación de todo el espacio áulico, con todos sus objetos: pizarrón, globo terráqueo, mapas, útiles escolares, la mesa de la maestra que se transforman y convierten en un espacio de juego y narración”.

“Los títeres principales: Ulises, Penélope y Telémaco -dice- son manipulados en vivo por los actores en escena y dialogan con las imágenes”. También los actores hacen de personajes como soldados y utilizan máscaras y cascos de época, todos realizados en goma espuma o los elementos de limpieza del portero, la fregona, el lampazo, la escoba se transforman y de pronto del bidón de lavandina aparece la diosa Atenea con un trapo de piso que es el cuerpo, un palo de escoba, la cabeza que es el bidón de lavandina, las manos, que están hechas también a partir de una botella de plástico de lavandina recortada. “Un títere hecho a partir del reciclado de elementos de limpieza”, asegura Cortés.

El director de Dimes y Diretes y que formó parte de la segunda camada de estudiantes de la escuela de títeres del San Martín de Ariel Bufano señala que en la construcción de la propuesta se utilizaron “montones de técnicas, desde la cámara negra, al croma, el stop motion y todo con elementos del aula que los pibes puedan reconocer; hay unos castillos, por ejemplo, hechos con bolígrafos 303, Sheaffer, Parker, los mares, animados, los hicimos con pistoletes de dibujo técnico en movimiento”

En la obra tenemos una pantalla grande horizontal como un pizarrón y dos dos columnas de tres metros de alto por uno de ancho.

T: ¿Cómo se dio tu decisión por el trabajo como titiritero?
CC: Yo era un actor formado con 32 años y un día me cuentan de la escuela de títeres de Ariel Bufano en el San Martín y que estaba tomando pruebas, de modo que me presenté a las audiciones y quedé; eso fue en 1990. Esa escuela fue como un mundo, me abrió un panorama como intérprete que jamás había pensado, de pronto descubrí que todo podía estar ahí y que era cuestión de descubrirlo, el títere se volvió algo increíble, Bufano decía que el títere es una figura o un cuerpo movido en acción dramática, no importa que sea de goma espuma, de cartapesta o papel maché y además marcaba que la idea de teatro infantil era una idea de mercado, que así como no hay paisajes para adultos y paisajes para infancias tampoco es real la división entre teatro para chicos y chicas y teatro para grandes, que todo es teatro y que así debe ser pensada y concebida cada obra. Otra cosa que descubrí en la escuela de Bufano es que podía ser realizador de títeres, que es otra cosa que me encanta y que desarrollé intensamente en estos 30 años ya sea para obras propias o encargos de otros, sea para teatro, televisión o publicidades.


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