Empezaron de abajo, estudiaron en la universidad pública y son ejemplos de superación

Gabriel Roln psicoanalista Guillermo Martnez escritor Clara Alarcn abogada nacida en la villa 2124 y Csar Sanabria el primer arquitecto de la Villa 31
Gabriel Rolón, psicoanalista; Guillermo Martínez, escritor Clara Alarcón; abogada nacida en la villa 21-24 y César Sanabria, el primer arquitecto de la Villa 31.

“Por suerte vivo en una patria que tiene una educación pública gratuita, por eso soy un enamorado de mi país. En Estados Unidos yo no podría haber sido psicólogo”, dijo Gabriel Rolón (psicoanalista egresado de la UBA, escritor, profesor de música) la misma semana en la que la Patricia Bullrich, precandidata a presidenta por Juntos por el Cambio, lanzó una campaña contra la Universidad de Buenos Aires con datos falsos destinada a generar un clima hostil contra la institución, con la probable intención de plantear el arancelamiento de las universidades públicas. Un caballito de batalla de la derecha que aparece cada tanto y que hasta ahora no pudo ser llevado a la práctica.

Las universidades argentinas están vacías de alumnos argentinos porque casi la mitad de la matrícula la ocupan alumnos extranjeros que vienen y toman esos lugares. Los argentinos quedan en un cementerio en el colegio secundario porque se ha desarmado y destruido la educación”, dijo la exministra de Trabajo de la Alianza.

Los datos -falsos- fueron desmentidos de inmediato. Lejos de quedar en el “cementerio” de la educación media, muchos argentinos y argentinas que nacieron en la pobreza y jamás podrían haber pagado una carrera universitaria privada lograron recibirse gracias a la gratuidad de la UBA y otras universidades públicas de la Argentina, país que se destaca en Latinoamérica por mantener la posibilidad de ascender en la estructura social vía la democratización del estudio.

Télam reunió el testimonio de hombres y mujeres que le deben sus carreras a la universidad pública y que en casi todos los casos no podrían haberse graduado si Argentina no ofreciera la posibilidad de estudiar sin pagar una cuota mensual y una matrícula.

Mauricio Macri: “Caer” en la educación pública

Las críticas de Bullrich a la educación gratuita no son nuevas en su espacio. Corría el año 2017. Mientras los docentes de todas las provincias peregrinaban a Buenos Aires convocados por la Marcha Federal Docente, el entonces presidente Mauricio Macri ofreció una conferencia de prensa junto al ministro de Educación, Esteban Bullrich, en la que sinceró su concepción sobre la educación libre y gratuita.

“Es una terrible inequidad, de aquel que puede ir a la escuela privada versus aquel que tiene que caer en la escuela pública”, dijo.

Gabriel Rolón

El psicoanalista habló en una entrevista de su origen humilde. Se crió en Laferrere, en un barrio con calles de tierra, y pudo convertirse en el referente que hoy es gracias a la educación pública. Y a que su padre obrero lo incentivó para que peleara por sus sueños.

Cuando yo era chico jugaba a que iba a la facultad, tenía ese sueño que era tan imposible como ser superhéroe. Pero por suerte vivo en una patria que tiene una educación pública gratuita, por eso soy un enamorado de mi país. En Estados Unidos yo no podría haber sido psicólogo. Yo soy licenciado en psicología, psicoanalista, escritor. Soy profesor de música…He podido hacer un montón de cosas solo porque Argentina me ha permitido estudiar. Si lo hubiera tenido que pagar mi viejo yo no lo hubiera podido hacer. Por eso me sacrifiqué mucho y siempre supe que tenía que responder con responsabilidad a lo que me estaban dando mi país y mi viejo”.

El padre de Roln le dijo cuando empez el colegio secundario que no se metera en su desempeo pero que en la casa tampoco haba dinero para repetir el ao
El padre de Rolón le dijo cuando empezó el colegio secundario que no se metería en su desempeño, pero que en la casa tampoco había dinero para repetir el año.

“Cuando empecé la secundaria, el primer día mi viejo me sentó y me dijo que nunca me iba a mirar el boletín, que nunca me iba a mirar las faltas y que me iba a firmar siempre las amonestaciones que me pusieran, pero que en casa no había plata para que yo hiciera dos veces el mismo año. ´Si te echan o repetís, te venís a trabajar conmigo a la obra. Esta es tu vida, esta es tu carrera, cuidala como te parezca”.

Por suerte vivo en una patria que tiene una educación pública gratuita, por eso soy un enamorado de mi país. En Estados Unidos yo no podría haber sido psicólogoGabriel Rolón

Guillermo Martínez

Martínez es escritor, licenciado en Matemática por la Universidad Nacional del Sur y doctor en lógica matemática. Su defensa de la educación pública es férrea, pero considera que el sistema argentino es perfectible.

“Como dice Rolón, en otros países ir a la universidad significa un dineral. Eso llevó a las crisis en Chile. Los científicos más notables que tenemos en Argentina provienen de la universidad pública. Eso hay que incorporarlo estructuralmente a la canasta básica porque es un dinero que no hay que sacar para la educación”, dijo a Télam el autor de “Crímenes Imperceptibles”..

Sin embargo, cree que hay mucho por hacer a la hora de acercar a los chicos y chicas pobres a la universidad. “Hay un déficit respecto de la búsqueda de los chicos, cualquiera puede acceder, pero falta una misión del estado de ir a buscar a los chicos, Sarmiento hablaba de la obligatoriedad de la educación, esa obligatoriedad es para el Estado. Se perdieron los resortes para evitar la deserción. Pesiste la estructura, pero está amenazada”.

“En otros países ir a la universidad significa un dineral. Eso llevó a las crisis en ChileGuillermo Martínez

En la casa de Guillermo martnez no haba televisin pero su padre organizaba concursos literarios para incentivar la imaginacin del matemtico y sus hermanos Foto Gentileza Guillermo Martnez
En la casa de Guillermo martínez no había televisión, pero su padre organizaba concursos literarios para incentivar la imaginación del matemático y sus hermanos. / Foto: Gentileza Guillermo Martínez

Martínez nació en Bahía Blanca. No fue pobre, pero en su casa tampoco se despilfarraba el dinero. “Siempre fue un poco misterioso el tema económico en mi casa, mi papá administraba un campo inmenso, pero muy seco, con muchos problemas impositivos. Cuando llovía había un año de prosperidad y luego siete años de vacas flacas”, recordó.

Su padre siempre les decía que para salud y educación siempre iba a haber plata. “Mi familia despreciaba el lujo y estaba descartado que nosotros estudiáramos en una institución privada. No había duda sobre la superioridad de la educación pública.

“En mi época, el mal alumno era al que iba a un colegio privado, lamentablemente se va perdiendo la batalla por la calidad educativa”, reflexionó.

María Eugenia Vidal “Nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad”

En mayo de 2018, durante un almuerzo organizado por el Rotary Club de Buenos Aires, la por entonces gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, hizo un planteo en la misma línea, en referencia a las nuevas universidades del conurbano:

“¿Es de equidad que durante años hayamos poblado la provincia de Buenos Aires de universidades públicas cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en la pobreza en la Argentina hoy llega a la universidad?”

Clara Alarcón

Clara hoy tiene 27 años y logró recibirse de abogada en la UBA a pesar de las enormes dificultades económicas que atravesó su familia siempre. Sus padres vinieron de Paraguay y tuvieron siete hijos, de los cuales ella es la más chica. Vivió casi toda su vida en la villa 21-24 -(la “Zavaleta”) y los primeros recuerdos de la clase social a la que pertenecía se remontan al 2001, cuando tenía cinco años y en plena crisis acompañaba a su mamá al Mercado Central de Avellaneda de madrugada a buscar la verdura que se descartaba para hacer las ollas populares en el barrio.

“Salía de cursar sociología a las once de la noche y tenía que volver a la villa. Es muy difícil, pero no imposible”Clara Alarcón

Entre los aspectos ms difcil de estudiar y vivir en una villa Clara destaca la dificultad de volver a su casa muy entrada la noche Foto Gentileza Clara Alarcn
Entre los aspectos más difícil de estudiar y vivir en una villa, Clara destaca la dificultad de volver a su casa muy entrada la noche. / Foto: Gentileza Clara Alarcón

Desde chica quiso ser abogada para “terminar con la desigualdad social” y en el colegio secundario empezó a hacer materias de UBA XXI. “Me esforcé muchísimo, pero muchos compañeros de colegio terminaron presos o están muertos. No todos los pibes del barrio tuvieron el acompañamiento que necesitaban y no es que les faltara voluntad”, contó a Telam la flamante doctora Alarcón, que ya consiguió trabajo y se especializó en derecho penal.

No fue fácil. “Salía de cursar sociología a las once de la noche y tenía que volver a la villa. Es muy difícil, pero no imposible”, resumió.

César Sanabria

Fue cartonero, cuidacoches -“trapit”-, albañil y, contra muchos pronósticos cargados de prejuicios, César Sanabria se recibió de arquitecto, el primer egresado de la Villa 31 en esa carrera. Escribió “La 31, una historia de resistencia”, libro en el que cuenta sus orígenes, su crianza en el lugar en el que todavía vive y la cultura del trabajo dentro de un contexto complejo.

César buscó decidió anotarse en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Arrancó en 2012. Y en plena pandemia, después de mucha dedicación y esfuerzo obtuvo el título de arquitecto.

Csar Sanabria recuerda lo sacrificado que era trabajar de da y estudiar de noche pero siente que la UBA es una de sus familias
César Sanabria recuerda lo sacrificado que era trabajar de día y estudiar de noche, pero siente que la UBA es una de sus familias.

Hoy trabaja en una multinacional, da clases en el CBC y sigue viviendo en el Barrio Mugica. “Tengo tres familias, la de sangre, mi comunidad y la UBA que me permitió convertirme en arquitecto”, definió. Cuando estudiaba, César trabajaba de día y estudiaba de noche, pero pudo comprobar que se puede. Para él, esfuerzo valió la pena.

“Tengo tres familias, la de sangre, mi comunidad y la UBA que me permitió convertirme en arquitecto”César Sanabria


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