Veinte comunidades de “videogamers” y desarrolladores celebraron de manera presencial en el Centro Cultural Kirchner (CCK) la llamada “Misa de los Videojuegos”, un encuentro en el que los asistentes improvisan proyectos con una temática establecida en una especie de “Game Session” y en el que expresaron que, además de “jugar”, buscan la “profesionalización” del sector y “multiplicar” a sus adeptos.
Se trató de la primera asamblea abierta de la Red de Comunidades de Videojuegos, en el marco de la edición 2023 del Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA), que se desarrolló en el CCK.
“La Red nació como respuesta a los impedimentos por la pandemia y la necesidad de recuperar espacios que antes eran presenciales”, afirmó Mishka Palacios De Caro, presidente de la Fundación Argentina de Videojuegos (FundAV), en la apertura y presentación del acto.
De Caro añadió que el objetivo es “fortalecer una unidad que ya era tácita, plantear el concepto de modelo y definir la dinámica de la actividad, profesionalizar el sector. Se trata de entender al videojuego como un producto, algo más importante que solo el jueguito que yo juego”.
Por su parte, Alejandro Andrés Iparraguirre, coordinador del área de Videojuegos para el Ministerio de Cultura de la Nación, sostuvo que “bautizamos ‘Misa de los Videojuegos’ porque para nosotros es una celebración, y uno de esos aspectos tiene que ver con las Game Session, es decir, eventos de improvisación, de corto tiempo, con una temática. Un ejercicio para vincularnos con videojuegos, entre múltiples disciplinas, sin la tensión de terminar un producto completo, sino de improvisar”, dijo, al dar la bienvenida a las delegaciones presentes de todo el país.
La Sala 411 del CCK fue el escenario de esta “primera asamblea presencial”, con una numerosa concurrencia, especialmente de desarrolladores que se reúnen en las denominadas “comunidades” con amplios conocimientos técnicos, sobre ordenadores y consolas de videojuegos.
La mayoría de los gamers visten zapatillas cómodas, pantalones anchos y camisetas largas, que funciona para lograr un sentido de identidad y pertenencia. En cuanto a la música, el género urbano es el más escuchado.
“Lo que buscamos es un juego que nos ofrezca una buena historia, que nos enganche y nos haga sentir algo más allá de un simple juego, que ofrezca la posibilidad de despejar la mente”, contó Valentín, uno de los integrantes de la comunidad tucumana, llegada para el evento.
Por su parte, Sofía, quien llegó al CCK como parte de la delegación de la provincia de Córdoba, subrayó que “los videojuegos ya no son cosa de niños, no somos un secta, ni una afición extraña de unos pocos”.
“Los desarrolladores y jugadores de videojuegos no hablamos extraño, lo que hacemos es crear jergas, abreviaturas y derivaciones de expresiones propias del mundo del juego, basadas en el idioma inglés”, explicó Sebastián, de la comunidad de Desarrolladores de Videojuegos de Bahía Blanca. Como comunidad comparten sus afinidades y celebran su propio “Gaming Day”, cada 29 de agosto.
La industria del juego se concentra en Asia y Estados Unidos, donde los fabricantes desarrollan sus juegos con el objetivo de llegar a un público más amplio.
Los gamers reproducen los términos transmitidos por los juegos, adoptan una terminología para comunicarse en equipo, lo que da como resultado la creación de siglas y jergas exclusivas que forman parte del Game Design.
Algunas expresiones utilizadas son por ejemplo BUG, que significa insecto, y se usa cuando hay un mal funcionamiento en el juego, o algún error inusual.
Otras son DOT que es una abreviatura que indica algún daño a lo largo del tiempo, LAG que refiere al tiempo de respuesta, GG, abreviatura del término Good Game, LVL, que significa nivel, NOOB, al que se considera un mal jugador, y Camper, francotirador de largo alcance, y IDK, como acrónimo de la expresión “no sé”.
“El objetivo es entrelazarnos, conocernos, estrechar vínculos, por eso la llamamos ‘Misa’, un encuentro de identidades, tal es así que existe la “Global Game Jam”, creada por Susan Gold de Estados Unidos, una de las invitadas a estas jornadas de MICA”, comentó a Télam Alejandro Iparraguirre, coordinador del área de Videojuegos para el Ministerio de Cultura de la Nación Argentina, tras finalizar la asamblea.
Y precisó: “Esto es como una vocación religiosa; los que hacemos videojuegos tenemos ese aspecto vocacional junto con lo laboral. Lo hacemos a través de una plataforma que se llama Discord, que son espacios virtuales con distintos servidores y que es muy popular, ya que ofrece una forma para que los jugadores de videojuegos se comuniquen entre sí y desarrollen una comunidad fuera de los juegos mismos”.
“Esto impacta directamente en la industria de videojuegos, se van armando emprendimientos, equipos de desarrollo, se conforman estudios que exportan servicios y propiedad intelectual. Esto no incluye solo videojuegos, sino que también engloban marcas de periféricos, sponsor, transporte, alojamiento, internet, transmisiones, productoras y por supuesto, indumentaria”, amplió el especialista.
Iparraguirre señaló que hay tres aristas que se destacan en la actividad: “La industria del consumo, el mundo que compra y consume videojuegos de manera globalizada. Los “esports” o deportes electrónicos, por ejemplo competir en el FIFA. Y el desarrollo cultural, específicamente lo que hacemos en FundAV”.
En relación a la irrupción de la Inteligencia Artificial, el coordinador expresó que son “la industria cultural más joven; la inteligencia artificial no nos sorprende, trabajamos con ella todo el tiempo. Si uno juega contra una computadora lo está haciendo contra una inteligencia artificial”.
“Ahora nos sirve como una herramienta, pero siempre debe estar primero el ser humano y se debe respetar la propiedad intelectual, sino estaríamos todo el tiempo trabajando con robots y nos sentiríamos vacíos”, opinó.
“Es bueno entender a los videojuegos como bien cultural, uno a través de los videojuegos se expresa. Hay que entender que los videojuegos no son más que juegos, y jugar es una actividad primaria del ser humano”, dijo y concluyó que “la primera condición para jugar es ser libre, no todo el mundo lo sabe ni lo reflexiona, el problema nunca es el juego, es la relación adictiva y para eso la palabra clave es instrumentación”.