Los 90: bandas de chicas

Los 90 con puro rock hecho de mujeres Arte Jazmn Guzmn
Los 90 con puro rock hecho de mujeres. (Arte: Jazmín Guzmán)

“Una, dos, tres, cuatro damas, rouge y pentagrama. Micrófonos, cables de pianos, no pueden con la excitación, por hoy no quieren más lola…este show ya se acabó.”

Corren los años 90, las fabulosas Blacanblus cantan estos versos de su canción “Rouge y pentagrama”, un retrato de la vida en el rock enunciado por mujeres, que muestra la intervención de un espacio social, cultural y artístico aun organizado bajo la égida masculina heterosexual.

Son muchísimas las artistas mujeres que irrumpen en la escena del rock en aquella década; pero esta gran irrupción no necesariamente se verá reflejada en las radios, en las grillas de los grandes festivales, en las crónicas de revistas o suplementos de rock.

Hay más artistas mujeres que nunca antes haciendo música, las hay en bandas de todos los estilos que conforman la cultura rock, solistas, instrumentistas, en todos partes están ellas, pero no así en los planes de la masculinizada industria del rock.

“El medio está más machista ahora que una década atrás. Antes, como no estaba previsto que las chicas ocuparan un lugar trascendente, pasaba inadvertido. Ahora es peor, escuchá la radio y te vas a dar cuenta, no encontrás una mujer argentina haciendo rock ni de casualidad”, decía Celeste Carballo en una entrevista con el diario La Nación, en el año 1999.

Fueron los años en los que las voces de Fabi Cantilo, Claudia Puyo,  Celeste Carballo, Rosario Bléfari, Maria Gabriela Epumer, Hilda Lizarazu, Érica García, Juana Molina, Mimí Maura, se constituían la banda de sonido de nuestras vidas de entonces; los años en los que Pat Pietrafesa y Pilar Arrese nos brindaban mucho más que música con She Devils; los tiempos en que tanto en el circuito mainstream como en el under, en las bandas comenzaba a ser más habitual la presencia de instrumentistas: allí estaban, por ejemplo, las geniales Alina Gandini y Laura Vázquez en una de las formaciones que acompañó a Fito Páez por aquellos años, Andrea Alvarez como percusionista de Soda Stéreo, Gabriela Martínez en el bajo de Las Pelotas, María Fernanda Aldana en el de El otro yo, Paula Kaoss en la guitarra de los Demonios de Tasmania…

Fueron los años en los que proliferaron bandas mixtas como Die Blumen, con María Antolini y Verónica Georges; Atlántica, con Sol Ruiz de Galarreta y Cynthia Emma Glize, ideólogas y gestoras de la banda, Actitud Maria Marta y Patricias Argentinas nos daban a conocer, apasionadamente, el hip hop.

“En las orillas de la Tierra” (Atlántica)

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Los tiempos en que Julieta Brotzky comenzaba a cantar con Giradioses, Mariana Sosa con La Nave, la voz de María Ezquiaga, antes de convertirse en rosal, comenzaba a conocerse desde los coros de Baccarat,  Patra Ariño reinaba en El Dorado con la banda que fuera,  y muchísimas músicas más (de las que seguiremos hablando en próximas columnas), hacían historia al mismo tiempo que construían el futuro del rock argentino del siglo XXI.

Fueron los años también en los que irrumpieron en escena muchas bandas formadas íntegramente por mujeres, y son algunas de estas las que vamos a revisitar ahora.

Iniciando los 90…. Mata Violeta

Mata Violeta
Mata Violeta

En una noche de 1991, en un festival callejero de Hurlingham del que participaban Las Pelotas, y Los Caballeros de la Quema, debutaba un power trío llamado Mata Violeta. Nancy Gonzalez era su bajista, Karina Tamburini, la baterista, y Erica García, su cantante y guitarrista.

Este power trío sacudía el under de los comienzos de los años 90, con un mix de rock, hardcore y reggae que hacía poguear a un público que las seguía a donde tocaran. Tres años después de haberse formado, la banda experimentó un cambio de integrante. Nancy Gonzalez dejó su lugar de bajista, y entró Florencia Lestani.

Así lo recuerda Florencia: “Un día vuelvo de las vacaciones y mi hermana me había dejado en un papelito que me habían llamado de un trío de chicas para tocar, un teléfono, y el nombre Érica. Yo llamé para ver qué onda. Fui y me probé, la bajista que tenían se había ido y ellas querían una bajista mujer. Entonces le preguntaron a gente de otras bandas por bajistas mujeres.  Y fui, toqué y les gustó. A mí me gustó lo que hacían porque era distinto a lo que yo venía haciendo y me gustó, más hardcore, tenían un tema reggae. Me gustaba la idea de que fueran dos pibas, eso era llamativo, me llevaban seis años de diferencia, era como la pichi y aprendí muchísimo. Desde cambiar cuerdas a ver cómo se usa una portaestudio, a ecualizar equipos…”

Las tres tocaron juntas más de un año, en diferentes boliches, más habitualmente en el escenario de La Luna, en pleno corazón de Palermo. “Lo recuerdo con cariño, la pasaba muy bien, tocaba el bajo, tenía 18 años y mucha energía. Vivía en Capital y viajaba casi todos los días hasta Haedo para ensayar, a veces tocábamos a las 3 de la mañana un jueves y el viernes a las 8 me estaba durmiendo en el escritorio del trabajo. La música también era muy enérgica, mucho volumen, hardcore, a los gritos”, concluye Flopa.

La banda se terminará disolviendo antes de que puedan editar un disco de 12 canciones que tenían grabado, pero que no llegarían a arreglar con ninguna compañía discográfica para lanzarlo.

Blacanblus y Soul Fingers

Blacanblus
Blacanblus

Los comienzos de la década fueron cuna de dos agrupaciones de mujeres cuyas voces ensambladas tenían una fuerza arrolladora: las Blacanblus de Cristina Dall, Viviana Scaliza, Deborah Dixon y Mona Fraiman, quienes hicieron historia en el blues local; y el grupo Soul Fingers, de Celsa Mel Gowland, Laura Vázquez, Sandra Baylac y Nélida Saporiti, todas cantantes impresionantes, a quienes veremos en shows propios, o como teloneras de Al Di Meola, Simply Red, entre otros; y grabar su disco homónimo en 1992.

Las Carmelas

En este mismo 1992 en que las Soul Fingers lanzaban su disco, las Blacanblus iniciaban su camino blusero, y las Mata Violeta sacudían la escena con su power trío que emanaba hardcord, otra banda formada por músicas mujeres hacía sonar el funk, el rock, el pop: Carmelas era su nombre. Y según contaba la gacetilla de prensa de la banda, “el nombre es tomado de un personaje de “Mujeres al borde de un ataque de nervios” (película de Almodóvar) llamado Candela (bueno, escucharon mal) que tiene dos cafeteras por aros y se ha dedicado a albergar en su casa a dos terroristas chiítas sin siquiera notarlo”

Lorena Mayol, una de sus fundadoras, recuerda cómo empieza la historia de esta banda: “Arrancamos en el 92. Yo había tocado en varias bandas de mujeres que no eran de música propia, en esa época había bandas de covers y ahí nos fuimos conociendo con otras músicas. En un momento dado me llaman para tocar en una banda de heavy metal para una gira en Mar del Plata. Yo entro como tecladista invitada. Ahí estaba Paola una guitarrista muy buena, que murió, y Bárbara Baiz, la Negra, que después fue la cantante de Carmelas, y Rita Patafio que era la baterista, que después fue la primera baterista de Carmelas. Fue toda una gira ridícula, yo no venía del heavy, pero pegamos onda con la Negra, las dos veníamos más del pop. Apareció Patito Olivera y después llegó María Eva Albistur”.

Carmelas se forma entonces con la cantante Bárbara Baiz, Lorena Mayol en teclados, la baterista Rita Patafio, Patricia Olivera en guitarra, la saxofonista Clea Torales, y María Eva Albistur en bajo, quien deja la banda en 1994. Su reemplazo será Viviana Rama. En los primeros shows también toca percusión como invitada una música que brillará como solista varios años más tarde, en otro ámbito que no es el rock: Mariana Baraj.

Después de pasar varios meses ensayando y tocando, la banda hace su presentación oficial en julio de 1994 en un escenario amigo: Prix D’ami.  Al poco tiempo su baterista Rita Patafio sufre un desgarro en la muñeca y ahí se suman como colaboradores los bateristas Alejandro Popovich, Daniel Alos y José Luis Mering.

Las Carmelas tocaron en el mítico “Badía y Compañía”, en muchos escenarios del circuito del under. A pesar de los ensayos, las fechas, los detalles y sobre todo el talento, las Carmelas no lograron cerrar un contrato discográfico hasta varios años después. Signo de una época, las compañías buscaban a los muchachos para sponsorear y en muchos casos, con dudosos argumentos, según puede inferirse de los dichos de Lorena:

“Había una frase que repetían que era ‘ya hay una mujer’; era como que tenían una artista para competir por rubro voz femenina. Otra cosa que desde la industria decían era que las mujeres competían mucho entre sí. Y también “las mujeres no venden”, era lo primero que escuchabas en una mesa de negociación de una discográfica: “en este país una mujer no vende”. 

Después de mucho batallar lograron cerrar contrato con el sello DBN para grabar ese primer y único disco que se llamó como el grupo y que salió a la calle en 1995, después de su presentación en un boliche muy frecuentado en esa época: “El Living”.
Fue grabado en los estudios “El Pie” bajo la producción artística del Joey Heredia, baterista de la talentosísima Sheila E. y Robben Ford, quien también registró la batería. Además, participó como invitada María Gabriela Epumer, en las canciones “Otra Vez” y “Venus”;  y María Eva Albistur volvió a trabajar con sus amigas aportando el bajo rítmico en “Nadie en la calle”.

Taco de Reina

Un año después de aquel comienzo de las Carmelas en 1992, se formaba otra banda integrada solo por mujeres, que se apropió del funk para componer y salir a tocar: las Taco de Reina. Todo empezó como una expresión de deseo entre dos compañeras de trabajo y la oportunidad de tener una sala de ensayo propia. Las cuatro integrantes de Taco de Reina estuvieron juntas componiendo, ensayando y tocando desde el año 1993 hasta principios de 1997.

“La banda se armó porque la baterista y yo trabajábamos juntas de camareras en el Café Miró del Paseo la Plaza. Yo tenía dos trabajos y uno de ellos era en una sala de ensayo que teníamos con quien ahora es mi marido”  cuenta muchos años más tarde una de las ideólogas, Tamara Stegmayer,  quien tocaba la guitarra y hacía los coros. La baterista era Chany Falcon, y al proyecto se sumaron Lucía Barea en el bajo y coros, y una cantante: Carolina Sosa.

Las presentaciones de Taco de Reina incluían distintas perfomances que amigos artistas sumaban al show. Había vestuario, danza, puesta en escena, todo desde una concepción colectiva que crecía con el paso del tiempo. Tocaban en el Roxy de la calle Corrientes, en distintos boliches de San Miguel porque de allí era la bajista, fueron teloneras de Juana la Loca y de la Zimbawe. Tocaron ante cientos de personas en dos oportunidades: una en show solidario que organizó el padre Luis Farinello en el Teatro Gran Rex, y en el mítico Festival Buenos Aires No Duerme.

La banda llegó a grabar luego un EP de cinco temas, y pronto cada una de las integrantes seguiría su camino. “Fue una banda muy intensa y apasionada, nuestra primera banda para todas. Teníamos esa intensidad de lo iniciático. Éramos totalmente independientes, nos armábamos nuestros propios escenarios… Estuvo buenísimo, aprendí muchísimo, como música todas despegamos a una cosa más solista pero ahí fue la base para todas”, recuerda Tamara sobre aquellas épocas.

Penadas por la ley

Penadas por la Ley
Penadas por la Ley

En 1993  una banda llamada Penadas por la Ley iniciaba su camino en el punk rock, en la ciudad de La Plata.
Al principio fueron cuatro las integrantes: Andrea en voz, Fabiana en bajo, Flavia en guitarra y Rosana (hermana de Fabiana) en batería.  El nombre de la banda surgió, según cuenta Fabiana, “un día cualquiera en una conversación con mi hermana Rocky, sobre las votaciones a presidente (…) que seríamos penadas por la ley, por no haber votado”. Al poco tiempo de su formación, la cantante Andrea, dejó de ir a los ensayos y entonces, siguió cantando la bajista, Fabi, y quedaron en trío.

El trío hace su debut ese 1993, en El Sótano de La Plata, en la calle 47. Y en el primer show que hicieron fuera de su ciudad, en Capital Federal,  las vio Billy Diaz, el guitarrista que supo ser parte de Flema y otras bandas, y que en ese momento, era asistente del productor del compilado “Sick Boy” (Sick Boy Records 1994), Jorge Ibarruela.

Él las propuso para que participen del compilado. Lo hicieron con tres temas  de su autoría: “¿Por qué será?”, “Vos sos la autoridad” y “Cerebros vacíos”. De este último, se hizo el primer y único video clip oficial de aquella época, realizado por Andrés Irigoyen. Se filmó en La Plata, en La Catedral y en una fábrica abandonada. El fin era promocionar el compilado Sick Boy.  Lo emitieron en Much Music, luego quedó olvidado en un cajón, y fue recuperado muchos años después y subido a la cuenta oficial de Penadas por la Ley, de YouTube.

“Cerebro vacío” (Penadas por la ley)

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La misma noche que se presentaba el compilado junto con todas las bandas participantes, se anunció que las Penadas por la Ley serían teloneras de Dee Dee Ramone, en su show del 6 de noviembre de 1994 en la discoteca New Order, donde Penadas, junto a Flema y Desakato, serían los grupos invitados.

Más tarde sacaron el disco titulado “Sexo débil?” (DBM, 1997), un álbum con 13 canciones en cuya contratapa podía leerse en letras rojas el mensaje de Penadas: “Mujer, anímate a participar en la vida. Todas juntas por un mismo fin: la unión y el respeto (por la lucha diaria) sin diferencias con los demás”.

Penadas por la Ley tocaron en todo el país hasta el final de la década, compartiendo fechas con Todos Tus Muertos, Flema, Argies, Superuva, Doble Fuerza, Mal de Parkinson, Embajada Boliviana y tantos otros. Tocaron en  Uruguay, y en Brasil, y tendieron su primer puente con España, país en el que se radicaron en 2001, hasta la actualidad.

Pasto a las fieras

Pasto a las fieras Foto Alejandro Pihue
Pasto a las fieras. (Foto Alejandro Pihue)

Otra de las primeras bandas íntegramente formada por mujeres de la movida musical alternativa de los años ’90, es Pasto a Las Fieras. El primer PALF estuvo integrado por Paula Huarte en bajo, Adriana Mazalán en guitarra y voz, Gabriela Sennes en guitarra y voz y Karina Jerkovic (alias Cuchu) en batería y voz, aunque en algunas canciones se intercambiaban instrumentos. Dicha formación existió entre los años 1993-1996, luego Gabriela Sennes abandonó el grupo y se sumó Eleonora Yache en guitarra, y a partir de 1998, se sumará Carolina Huarte en voz.

Las influencias musicales de Pasto a las Fieras eran variadas: en los primeros años la música sónica y las bandas de garage, como Sonic Youth y Pixies, grupos de los 80 como Nick Cave, The Cure, The Clash, Violent Femmes, entre otras. Luego bandas de mujeres como Pj Harvey, The Breeders, Throwing Muses, L7, Elástica, Patra, She devils, Cocteau twins, Marisa monte, Remedios Amaya entre otras.

En 1993 debutan en el Pub Hillock. Entre 1993 y 1995 la primera formación de Pasto a las Fieras tocará frecuentemente en La Luna, La Ideal, La Age, Ciclo Molotov en el Rojas con banda como Suárez, Dios, Die Blumen, Mata Violeta, Delmonico Drome, Laura Palmer. Grabarán una serie de temas en estudio con Gonzalo Colosia, también en un Estudio que pertenecía al cantante Silvestre, y luego serán grabadas por Gonzalo Córdoba, (guitarrista de Suárez) en una serie de temas que nunca tuvieron una mezcla definitiva. Ninguna de estas grabaciones fue masterizada ni difundida.

“Decime algo” (Pasto a las Fieras)

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Ya con la nueva formación, en el año 1998 graban el tema “Cactus” para el Fanzine “Petronilo” que hace un homenaje a Pixies y Sonic Youth en versiones tocadas por diferentes grupos. El disco se editó en forma under, y le llegó a Pixies. Tambien grabarán un videoclip dirigido por Lisa Kerner llamado “Ocupado”, con el tema “Iba caminando” (grabado en el After Hour “El Panteón”,y en General Rodriguez, en un recital que dieron en un evento organizado por Adolfo Perez Esquivel); el video se presentó en el Rojas y salió revelación en el suplemento Sí. En esta nueva etapa y con las nuevas incorporaciones de Eleonora y Carolina, grabaran en estudio Tixxa Records temas nuevos y alguna versión de los que venían tocando anteriormente.

La mayor parte de la historia de Pasto a las Fieras transcurrió en La Boca, en la casa de Paula y Carolina, donde estaba la sala de ensayo de Nahuel, su hermano. La amistad une y unió a esta banda de personas muy diversas que se conocieron a través de la música pero continuaron compartiendo sus vidas. Al día de hoy se juntan, se encuentran, y en cualquier momento y lugar, suenan las guitarras la percusión y las voces de las integrantes entre mates y discusiones, anécdotas y risas.

Pasto a las fieras se encuentra trabajando en la reedición de todos los temas grabados en esos años, con el fin de construir un espacio en redes, editando fotos, videos y canciones para que finalmente la gente pueda escuchar su música.

Mediando los 90… Pulsomadre

Pulsomadre Gentileza Andrea lvarez
Pulsomadre (Gentileza Andrea Álvarez)

También en esta década, ya con muchas horas de lectura encima, y con preguntas y respuestas sobre el papel de las mujeres en la música, Andrea Alvarez armó “Pulsomadre, un espectáculo de mujeres percusionistas que contaba con algunas de las chicas que estudiaban con ella.

“A mediados de los 90 estaba fanatizada con lo étnico, las percusiones mezcladas con las voces y la energía femenina generando esta música. Gastaba mucha plata en las bateas ‘world music’ de Tower Récords y empecé a componer letras y canciones porque apareció una nueva necesidad en mi. Ensayábamos mucho y los ensambles de percusiones eran lo nuestro”, contaba Andrea, muchos años más tarde, en una publicación de su Facebook.

Sarkástica. Sauvage. Paysana. Lunatycas. Anya

Paysana Gentileza Ana Davis
Paysana (Gentileza Ana Davis)

En la escena del metal, veremos surgir varias bandas conformadas íntegramente por mujeres. Tal el caso de Sarkástica, una banda de thrashcore metal fundada por las hermanas Blanco, Marisol en batería y Marisa en guitarra, que contaba en su formación con la bajista Samara Abuin y Elsa González en la voz, y a la que luego se sumaría también la guitarrista Brenda Cuesta.

“Mental Chaos” (Sarkástica)

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Sauvage fue la banda de Mónica Rodríguez en voz, Paola Braña en guitarra, Adriana Ficca en teclados, Marcela Zaldarriaga (y más tarde María Colantoni) en bajo, Silvia Sales, (y luego Carolina Flechner) en batería. Tocaron en Oliverio Bar como soporte de Luis Salinas y Banda; en Alcatraz, en Prix Dami, en Cemento, en Parakultural, entre muchos otros escenarios; pero sobre todo se las veía seguido en un lugar de Capital que se llamaba El Subsuelo, donde, cuenta Mónica, era habitual la presencia del guitarrista Luis Salinas entre el público que, además de ir a escucharlas, les brindaba su asesoramiento sobre guitarras. Paysana estaba integrada por Laura Corazzina en bajo, Carolina Caratti en teclado, Sandra Vazquez, en batería, Carina Alfie en guitarra, y Ana Davis en voz.

“Me decían que no iba a encontrar músicas mujeres que estuvieran al nivel que yo buscaba. Pero eso no me detuvo, tenía esa corazonada…”, recuerda Ana Davis, que quería formar su banda de hard rock integrada por mujeres. Primero, consiguió una estudiante de bajo. Se trataba de Laura Corazzina. “Con Laurita la cosa fue divertida de entrada, y recuerdo que le llevé un vídeo cassette de la banda “Vixen” y otro de “Heart” para poder explicarle lo que tenía en mente”, cuenta Ana.

Luego iría a buscar a Carina Alfie: “Caí en su casa de Belgrano y me abrió la puerta sonriendo”. Recuerda que fueron a su cuarto y ella se colgó la guitarra enseguida. La química entre las dos fue instantánea y la alegría también.  Carina, por su parte, sumó a la banda a Sandra Vásquez y también a una tecladista que, con solo 16 años, tocaba muy bien, Carolina Caratti.

La banda logró atraer la atención de la industria musical, y ganó un concurso de bandas cuyo premio era grabar un álbum con el sello multinacional EMI, y así fue que grabaron tres canciones “No puedo parar”, “Sucio ruido” y “Creo en vos” en un disco que se llamó “Lo mejor del under”.

Carina Alfie, por su parte, volvió a formar una banda integrada por mujeres: Lunatycas. Se trataba de un trío, compuesto por ella, Marisa Iglesias, e Isabel Sierra, ex baterista de las Las Brujas.

Carina Alfie y Monica Rodríguez formarían luego la banda Anya: Carina en guitarra, Mónica en voz, Marcela Iris Maiz en bajo, Joana Gieco en teclados, y Melina Marciello en batería, a quien más tarde reemplazaría Tamara Ferrari.

“No puedo parar” (Paysana)

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Terminando los 90…

Julieta Brotzky, que ya ha dejado su grupo Giradioses, armó, junto a Andrea Di Napoli, María José Arias y Noe Mourier la banda Ondas Martenot.

Pronto, cada una de ellas, serán protagonistas, con otros proyectos, del rock del siglo XXI. También este año, estaba formándose en el barrio de Mataderos otro grupo integrado por mujeres, a quienes veremos rockear en la siguiente década: la banda Q´acelga, con Valentina Concetti en voz y guitarra, Paula Di Marzo en bajo, y Silvina Cendón como baterista. Asimismo, también un grupo de chicas que se conocieron en los pasillos de la Bond Street, Marina La Grasta entre ellas, formaban Señorita Poliéster.

El siglo XXI se abría paso de la mano de todas estas mujeres músicas que construyeron el rock de los 90.

“En su sillón” (Ondas Martenot)

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