Los precios de los alimentos en el Reino Unido registraron un aumento constante durante el último año, en medio de las conversaciones entre el primer ministro Rishi Sunak y los líderes de la industria sobre los elevados costos y la escasez de mano de obra en el sector agrícola.
Sunak debatió con los empresarios cómo el Reino Unido podría mejorar su producción y venta de alimentos y anunció que ofrecerá 45.000 visas a los agricultores el próximo año para reclutar recolectores de frutas y verduras del extranjero ante la escasez de mano de obra como consecuencia del Brexit, que limitó la libre circulación con el resto de Europa.
Algunos productos aumentaron hasta un 25% en comparación al año anterior
El grupo de consumidores Which? informó que el precio de algunos productos aumentó hasta 25% en abril en comparación con el mismo mes del año anterior, en tanto que los productos lácteos, como el queso, son los que experimentaron la mayor alza.
En las góndolas
Un estudio de los ocho supermercados más grandes del Reino Unido que analizó 26.000 productos indicó que los precios de los alimentos aumentaron más de 17% en el último año.
A pesar de que los supermercados comenzaron a reducir los precios de productos básicos como el pan y la manteca, Which? advirtió que los precios aún se mantenían en “niveles impactantemente altos” en comparación con el año anterior.
El grupo de consumidores también descubrió que los productos de marca propia de los supermercados subieron un 25% en abril, en comparación con el mismo período de 12 meses antes.
El supermercado Tesco anunció que está recortando los precios del aceite de girasol y vegetal, así como de la pasta, en 15 peniques (0,83 dólares).
Sin embargo, una bolsa de 500 gramos de pasta penne todavía cuesta 80 peniques (equivalente a 1 dólar), en comparación con los 50 peniques de 2019.
“Los precios de los alimentos subieron de manera drástica. Productos que solía comprar regularmente, como la carne y los lácteos, se están convirtiendo en un lujo. Ahora tengo que buscar alternativas más asequibles y planificar meticulosamente mis comidas para garantizar que mi dinero se estire lo máximo posible”, dijo a Télam Lucy Janza, que vive en Elephant and Castle, en el sur de Londres, y trabaja en el servicio doméstico.
“He tenido que replantearme todo, desde lo que compro en el supermercado hasta cómo me desplazo por la ciudad. Antes podía permitirme algunas comodidades, pero ahora tengo que hacer malabarismos con mi presupuesto para cubrir las necesidades básicas”, agregó.
En tanto, los agricultores y las empresas se han visto afectados por el aumento de los costos operativos, en parte debido a la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Muchos agricultores argumentan que los supermercados no les están dando un trato justo a ciertos productos, como los huevos.
En busca del equilibrio
En ese sentido, Julian Marks, director ejecutivo de Barfoots, donde se cultivan vegetales en 8.500 acres a lo largo de la costa sur de Inglaterra, dijo a la emisora pública británica que los costos aumentaron hasta 30% en el último año.
Y consideró que, con la rentabilidad reducida a la mitad y un aumento del 40% del salario mínimo nacional en cinco años, el panorama es desalentador. “No podemos asumir todos los costos”, añadió.
Mientras tanto, los supermercados están bajo una creciente presión para reducir los precios de los alimentos.
Justin King, exdirector de la cadena de supermercados Sainsbury’s, argumentó que el país atravesó una “era dorada de alimentos baratos”, pero encontrar el equilibrio correcto es un difícil desafío para el Gobierno en medio de una crisis del costo de vida.
“Vivo cerca de un ALDI, uno de los supermercados más económicos en Londres. Ahora voy más veces a la semana en busca de ofertas de última hora. Los precios de los alimentos frescos bajan durante la noche”, relató a esta agencia Tariq, barbero del barrio de Maida Vale, en el oeste de Londres, que contó que para adaptarse a la inflación modificó sus hábitos de consumo, principalmente de alimentos, y por eso cambió de supermercado.
La crisis generada por el alto costo de vida llevó a que creciera la necesidad de contar con ayuda para acceder a alimentos.
Entre abril de 2022 y marzo de 2023, la ONG Trussell Trust, que gestiona una amplia red de bancos de alimentos en el país, distribuyó casi tres millones de paquetes de alimentos, de los cuales una tercera parte fue destinada exclusivamente a niños, lo que representa un aumento del 37% en un año.
“Las nuevas cifras son extremadamente preocupantes y muestran que un número creciente de personas no tiene otra salida que recurrir a organizaciones caritativas (…) y eso no es justo”, dijo Emma Revie, la directora general de Trussell Trust, citada en un comunicado publicado en la web de la ONG.
A la vez, muchos británicos dejaron de salir a comer afuera o pedir delivery, como Melia, una italiana que estudia ingeniería en Londres: “Solíamos salir a comer o pedir comida para llevar bastante a menudo. Pero ahora, con los precios subiendo, eso simplemente no es viable”.
“Estoy cocinando más en casa y llevando mi comida a la universidad. Al principio fue un ajuste, pero descubrí también que no solo me ahorra dinero, sino que también es más saludable”, apuntó.
La suba de los precios de los alimentos es uno de los principales impulsores del aumento en el costo de vida
Por otro lado la Autoridad de Competencia del Reino Unido inició una investigación sobre los supermercados por los altos precios de los alimentos.
Sin embargo, el Consorcio de Retail Británico (BRC), que representa a los minoristas, subrayó que están “haciendo todo lo posible para mantener los precios de los alimentos lo más bajo posible“.
Un precio justo
A pesar de la promesa del gobierno de centrarse más en los intereses de los agricultores, en futuros acuerdos comerciales y de revisar las cadenas de suministro de horticultura y huevos para “asegurar que los agricultores obtengan un precio justo por sus productos”, las presiones sobre los agricultores y los cultivadores siguen siendo altas.
Muchos han tenido que producir sus alimentos a pérdida, otros han estado plantando menos, lo que enfrenta a los agricultores a una crisis existencial.
Christine Snell, que dirige una granja de frutos rojos en Herefordshire, dijo que durante la pandemia apenas pudo contratar al 10% de los trabajadores que necesitaba
El negocio agrícola necesita alrededor de 700 trabajadores temporales, pero las empresas se ven obligadas a depender de empleados que vienen de otras latitudes, como ocurría antes del Brexit, cuando esas labores las hacían recolectores que llegaban de países europeos más pobres.
Al respecto la ministra del Interior, Suella Braverman, argumentó que no hay “ninguna buena razón” por la que el Reino Unido no pueda capacitar a sus propios recolectores de frutas para reducir la inmigración.
Los agricultores señalan, en tanto, que limitar la dependencia respecto a los trabajadores inmigrantes es “imposible”.
Christine Snell, que dirige una granja de frutos rojos en Herefordshire, dijo que durante la pandemia apenas pudo contratar al 10% de los trabajadores que necesitaba.