El músico y compositor marplatense Luis Caro promete “una fiesta” el sábado próximo en el porteño Café Vinilo donde al frente de un cuarteto pondrá en vivo el reciente repertorio de “País Semejante 2”, un disco-libro que recoge la huella de un primer volumen lanzado en 2019 porque, sostiene a Télam, “nuestro deseo es el mismo: contribuir a la belleza, la memoria y la identidad cultural”.
La segunda entrega de “País Semejante” abarca un cancionero que va entre los ’80 y 2001 e incluye un singular abanico capaz de reunir la “Zamba de arribeño” con “Detrás del muro de los lamentos” y “Tu nombre y el mío” con “De fiesta en fiesta”, entre sus 12 piezas e incluye textos firmados por Nancy Ábalos, Reynaldo Sietecase, Rafael Bielsa, Mariano del Mazo, Gabriela Bruzos y Sylvia Zabzuk, entre más.
El repertorio con versiones abordadas por el grupo estable que lo registró (Luis Caro en voz, Juan Fermín Ferraris en piano, arreglos y coros, Nico Pasetti en contrabajo y Juan Miguel Carotenuto en batería), saldrá a escena el sábado desde las 21 en la sala sita en Estados Unidos 2483
– ¿Cuáles canciones fueron las primeras que estructuraron el concepto de “País Semejante 2”?
– Tal vez sean “Sálvese quien pueda”, de Juana Molina, “Doña Froilana”, de Teresa Parodi y Raúl Carnota, y “Todavía Cantamos”, de Víctor Heredia. Aunque particularmente a mí también me sigue asombrando “Huella del cariño”, poema de Leopoldo Marechal y música del Tata Cedrón.
– ¿Qué desafíos artísticos supone versionar canciones tan metidas en el corazón de las personas?
– Versionar siempre supone un riesgo, mucho mayor cuando se trata de clásicos que están en la memoria y el corazón de la gente. Hemos tratado de abordarlos con la mayor honestidad intelectual, con la mayor humildad. Sin buscar golpes bajos, ni efectismos insustanciales. Con este trabajo tratamos de ir al hueso de estas grandes canciones, resignificarlas acaso con diferentes arreglos y un sonido contemporáneo.
-¿Este país de canciones es mejor que el país real?
-Siempre la expresión artística es una fuga, una ensoñación hacia la belleza. A veces o la mayoría de las veces no condice con la real, pero nos ayuda a vivir. La expresión nos permite volar como decía Oliverio Girondo, pero nada más. A mí no me disgusta el país real. El país que se levanta cada mañana a laburar, el que pelea por sus derechos, el que sueña con mejorar las cosas.